Está demostrado que la felicidad es síntoma de salud.
Todos podemos elegir como vivir nuestra vida y como sentirnos por las cosas que día a día nos van sucediendo. La forma en que afrontemos los acontecimientos puede hacer que estos se desarrollen de una u otra forma.
Ver el lado positivo de las situaciones que nos toque vivir consigue que actuemos mucho más relajados y disminuye nuestro nivel de estrés.
Esto supone mejorar tu salud y tu calidad de vida, evitando enfermedades como el infarto, la ansiedad y la depresión.
En el caso de patologías graves, una actitud positiva del paciente y de su entorno muchas veces son la clave para la recuperación o al menos para hacer que el problema sea más llevadero.