La mejor manera de evitar esta enfermedad es intentar sortear a los alérgenos que causan los síntomas. Por ejemplo, si eres alérgico a los ácaros del polvo, es importante evitar la exposición a esos ácaros, lavando con frecuencia la ropa de cama con agua caliente, por ejemplo.
Lo mismo ocurre con los alérgenos de exterior. Si limitas tu exposición cuando los niveles de polen y mohos son elevados, podrás reducir los síntomas. A veces, no es posible evitar los alérgenos o no es suficiente para controlar los síntomas de rinitis alérgica. Es ahí cuando tu médico podrá prescribirte o recomendarte medicamentos o vacunas contra la alergia.