La ansiedad o angustia es una sensación o estado emocional normal que aparece ante determinadas experiencias de la vida, y que constituye una respuesta habitual a diferentes situaciones cotidianas estresantes.
Un cierto grado de ansiedad, puede ser incluso deseable para el manejo normal de las exigencias del día a día. Sólo cuando sobrepasa cierta intensidad o supera la capacidad adaptativa de la persona, es cuando la ansiedad se convierte en patológica, provocando malestar significativo con síntomas que afectan tanto al plano físico, como al psicológico y conductual.
Hablar de ello puede ayudar. Pruebe con un amigo o familiar que sepa escuchar. Confíe en un especialista clínico, este le orientará en técnicas específicas de control de ansiedad y estrés, solución de problemas y toma de decisiones. En ocasiones cuidar la dieta, el descanso, hacer algo de ejercicio físico, organizarse el tiempo, etc. puede ser de gran ayuda.
Hablarlo con gente con problemas similares puede ser más fácil porque entienden por lo que está pasando y pueden sugerirle maneras de hacerle frente. Estos grupos pueden centrarse en ansiedad y fobias o en otros problemas. Hay grupos de mujeres, grupos de padres en duelo, grupos de supervivientes de abuso, etc.
Tratamientos psicológicos:
Psicoterapias: Es un “tratamiento hablado” más intensivo que te puede ayudar a comprender y controlar tu ansiedad. El tratamiento puede llevarse a cabo en grupos o individualmente, y normalmente es semanal y dura varias semanas o meses. En general se recomiendan las de tipo de Terapia cognitivo‐conductual (TCC), si bien hay otros tipo e terapias que pueden ser de utilidad clínica.
Tratamientos psicofarmacológicos: (¡Solo deben hacerse bajo prescripción médica!).
Tranquilizantes (ansiolíticos): las benzodiazepinas (entre los que está el Diazepam y la mayoría de las pastillas para dormir) son eficaces, pero también bastante adictivos, incluso después de usarlos durante un período de sólo cuatro semanas. Deben tomarse durante períodos de dos semanas o menos.
Antidepresivos: funcionan bien en la ansiedad. Sin embargo, les suele costar actuar de dos a cuatro semanas y algunos pueden causar náuseas, somnolencia, mareo, sequedad de boca y estreñimiento.
Más información en:
Trastornos de Ansiedad
http://www.nimh.nih.gov/health/publications/espanol/trastornos-de-ansiedad/index.shtml