El cáncer de mama es un tumor maligno en el tejido mamario y es el cáncer más frecuente en la mujer.
Los factores de riesgo son la edad, el sexo (la probabilidad de que un hombre contraiga cáncer de mama es de uno por cada 100 mujeres), los antecedentes familiares, la menopausia tardía, el estrés, la obesidad, la terapia hormonal substitutiva (THS) y el estilo de vida.
La prevención mediante la autoexploración, los exámenes regulares y las mamografías ayudan a reducir el riesgo de cáncer de mama. Diagnosticarlo cuanto antes es fundamental.
Se recomienda que todas las mujeres a partir de los 50 años se realicen una mamografía cada dos años.
Los tratamientos utilizados con más frecuencia son la cirugía, la radioterapia, la quimioterapia y la terapia con hormonas.
Nuestro organismo está constituido por un conjunto de órganos, que a su vez están formados por células, que se dividen de forma regular con el fin de remplazar a las ya envejecidas o muertas; manteniendo así la integridad y el correcto funcionamiento de los distintos órganos. Este proceso está regulado por una serie de mecanismos que indican a la célula cuándo comenzar a dividirse y cuándo permanecer estable.
Cuando estos mecanismos se alteran en una célula, esta y sus descendientes inician una división incontrolada que, con el tiempo, dará lugar a un tumor o nódulo. Si estas células además de crecer sin control, adquieren la facultad de invadir tejidos y órganos de alrededor (infiltración) y de trasladarse y proliferar en otras partes del organismo (metástasis) es cuando se denomina tumor maligno, que es a lo que llamamos cáncer.
El cáncer de mama es un tumor maligno en el tejido mamario y es el cáncer más frecuente en la mujer en occidente. La incidencia varía en los diferentes países. El número de casos aumenta lentamente cada año, probablemente, debido al envejecimiento de la población y a un diagnóstico cada vez más precoz. Se estima que el riesgo de padecer cáncer de mama es de, aproximadamente, 1 de cada 8 mujeres.
Los factores de riesgo son la edad (el riesgo aumenta gradualmente con la edad de la mujer, un 70% de los tumores se diagnostican entre los 50 y 70 años), el sexo (la probabilidad de que un hombre contraiga cáncer de mama es uno por cada 100 mujeres), los antecedentes familiares (las probabilidades de desarrollar cáncer de mama aumentan si tu madre, una hermana o una hija han padecido la enfermedad, especialmente si les fue diagnosticada antes de los 50 años de edad), la menopausia tardía, el estrés, la obesidad, la terapia hormonal substitutiva (THS) y el estilo de vida.
Alteraciones específicas en ciertos genes aumentan el riesgo de cáncer de mama. Estas alteraciones son raras; se estima que no llegan a constituir ni un 10% de todos los tumores de mama diagnosticados.
La prevención mediante las revisiones ginecológicas regulares, las mamografías y la autoexploración ayudan a reducir el riesgo de cáncer de mama considerablemente. La autoexploración sistemática puede permitir que la mujer detecte bultos porque esta maniobra se repite con regularidad y la mujer se familiariza más con sus senos en una primera fase, aunque no se recomienda como único método de diagnóstico precoz. La autoexploración no puede substituir a la mamografía o a las otras técnicas de diagnóstico, ya que no todos los síntomas son perceptibles para el ojo o la exploración táctil. Un riesgo medio de padecer cáncer de mama puede reducirse cambiando los factores de riesgo modificables: llevar una vida saludable, con ejercicio físico regular, dieta equilibrada, evitando el alcohol y no fumando.
Se recomienda que todas las mujeres a partir de los 50 años se realicen una mamografía cada dos años.
Los tratamientos utilizados con más frecuencia son la cirugía, la radioterapia, la quimioterapia y la terapia con hormonas.
Por ejemplo, la terapia hormonal con un inhibidor de la aromatasa se administra a algunas mujeres posmenopáusicas que padecen de cáncer de mama hormonodependiente. El cáncer de mama hormonodependiente necesita de la hormona estrógeno para crecer. Los inhibidores de la aromatasa disminuyen el estrógeno en el cuerpo porque impiden que la aromatasa convierta el andrógeno en estrógeno. Los diferentes tratamientos pueden combinarse en función de las características del tumor.
Gran cantidad de estudios experimentales indican que las hormonas (estrógenos y progesterona) juegan un papel muy importante en la aparición del cáncer de mama. El cáncer de mama viene favorecido por la influencia hormonal de los estrógenos en el tejido mamario.
Más información en:
Asociación Española Contra el Cáncer (aecc)
https://www.aecc.es/SobreElCancer/CancerPorLocalizacion/CancerMama/Paginas/cancerdemama.aspx
Federación Española de Cáncer de Mama (FECMA)
http://fecma.vinagrero.es/default.aspx
Cáncer de mama: prevención y control
http://www.who.int/topics/cancer/breastcancer/es/index.html
Instituto Nacional del Cáncer de los Institutos Nacionales de la Salud de EE.UU.
http://www.cancer.gov/espanol/
Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC)
http://www.cdc.gov/spanish/cancer/breast/index.htm