Busca el equilibrio entre ejercicio y descanso. Camina o realiza otra actividad física hasta el punto en que sientas dolor y altérnala con períodos de descanso.
Con el tiempo, la circulación puede mejorar debido a que se forman vasos sanguíneos nuevos y otros pequeños (colaterales) que ayudan a mejorar la llegada de sangre a los tejidos. Consulta siempre con tu médico antes de iniciar un programa de ejercicios.