El bacilo de la tuberculosis se propaga de una persona a otra a través del aire. Los gérmenes se expulsan de los pulmones al aire cuando una persona tuberculosa tose o estornuda. Pero para que la infección ocurra es necesario que se produzca una exposición prolongada a un enfermo con tuberculosis que esté sin tratamiento.
La tuberculosis no se contagia por compartir cubiertos, tazas o cigarrillos, ni por contacto con la saliva cuando se besa a alguien.