Una persona está hipertensa cuando tiene repetidamente la presión arterial sistólica (la máxima) igual o superior a 150 mm Hg, o bien la presión arterial diastólica (la mínima) igual o superior a 90 mm Hg. Los criterios pueden variar en cada persona, según la patología que sufran.
Para ser diagnosticado de hipertensión arterial no es suficiente con una única medida de la presión arterial. La tensión varía según las circunstancias (esfuerzos, posturas, estrés...) y por eso hay que medirla en diversas visitas o mediante un registro de monitorización ambulatoria de la presión arterial (MAPA). Para el diagnóstico de hipertensión arterial todos los valores de presión arterial tienen que ser elevados.